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A MI PERRO O GATO SE LE HA SALIDO UN OJO, ¿QUÉ HAGO?
INTRODUCCIÓN
La proptosis ocular, definida como el desplazamiento anterior del globo ocular fuera de la órbita, constituye una emergencia oftalmológica de considerable relevancia en la medicina veterinaria. Si bien puede presentarse en cualquier canino, su incidencia es notablemente mayor en razas braquicefálicas (Pug, Bulldog Francés, Shih Tzu, Persa, Exótico de pelo corto...), debido a su conformación anatómica caracterizada por órbitas oculares superficiales y una fisura palpebral amplia, factores que predisponen a la extrusión del bulbo ocular ante presiones mínimas.
ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA
La etiología principal de la proptosis es traumática, resultado de fuerzas contundentes directas o indirectas sobre la región orbitaria o craneal. No obstante, causas secundarias incluyen procesos expansivos retrobulbares, como neoplasias (e.g., adenocarcinomas, sarcomas) o abscesos periorbitarios, que ejercen presión sobre el globo ocular, forzando su luxación anterior. La salida del ojo puede comprometer la vascularización y la inervación, provocando isquemia del nervio óptico y de los músculos extraoculares.
SECUELAS Y PRONÓSTICO
Las secuelas de la proptosis ocular son potencialmente devastadoras y requieren una intervención inmediata para minimizar el daño. Incluyen deshidratación y queratopatía por exposición de la córnea, uveítis traumática, hemorragia intraocular, ruptura de los músculos extraoculares y neuropatía óptica. Estas complicaciones pueden derivar en una amaurosis total o parcial del ojo afectado o, en casos de daño irreversible, la necesidad de enucleación (extirpación quirúrgica del globo ocular). El pronóstico visual es inversamente proporcional al tiempo transcurrido hasta la intervención y a la magnitud del daño sufrido por las estructuras oculares.
MANEJO CLÍNICO Y QUIRÚRGICO
Ante un episodio de proptosis, la actuación inmediata por parte del propietario debe limitarse a mantener la humedad del globo ocular expuesto mediante la aplicación de compresas estériles humedecidas con solución salina isotónica o agua limpia, evitando cualquier intento de reducción manual, lo cual podría exacerbar el traumatismo.
El manejo definitivo es eminentemente quirúrgico y se realiza bajo anestesia general. El procedimiento consiste en la reducción manual del globo ocular a su posición anatómica dentro de la órbita. Frecuentemente, se procede a una tarsorrafia temporal (sutura parcial o total de los párpados) para asegurar la contención del ojo y facilitar su cicatrización y recuperación. El tratamiento postoperatorio incluye un régimen de antibióticos de amplio espectro (sistémicos y tópicos), antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y la colocación de un collar isabelino para prevenir la auto-mutilación.
CONCLUSIÓN
En conclusión, la proptosis ocular canina es una urgencia que demanda una rápida y experta atención veterinaria para preservar la función visual y la integridad del ojo afectado.
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