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LA MENINGOENCEFALITIS EN PERROS

INTRODUCCIÓN

La meningoencefalitis, definida como la inflamación simultánea del parénquima cerebral (encéfalo) y sus membranas circundantes (meninges), representa un conjunto de patologías neurológicas significativas en perros. Dada la estrecha interconexión anatómica, la inflamación a menudo se extiende a ambas estructuras e incluso a la médula espinal, resultando en una mielomeningoencefalitis.

CAUSAS DE LA ENFERMEDAD

Las causas de la meningoencefalitis en caninos se dividen en dos grandes categorías: infecciosas (virus, bacterias, hongos o protozoos) y de origen inmunitario, donde no se evidencia la presencia de un agente microbiano y que, en ocasiones, pueden simular procesos neoplásicos como los linfomas.

Al igual que en otras afecciones del sistema nervioso central (SNC), la sintomatología clínica depende de la localización precisa de la lesión. Comúnmente, los signos aparecen de manera aguda o subaguda, son progresivos e indican una afectación multifocal o difusa. Los déficits en los pares craneales, las convulsiones, la paresia y los temblores son manifestaciones frecuentes. Es crucial considerar otros diagnósticos diferenciales ante la presencia de alteraciones multifocales y un curso progresivo, como causas metabólicas, nutricionales, tóxicas, procesos vasculares múltiples y enfermedades degenerativas o neoplásicas. Los procesos inflamatorios del SNC a menudo se asocian con alteraciones sistémicas como dolor cervical, fiebre, apatía, anorexia e hiperestesia. El examen oftalmoscópico es de particular importancia, ya que puede revelar corioretinitis o edema de la papila óptica. También pueden observarse alteraciones articulares o musculares, especialmente en el síndrome de meningitis-arteritis sensible a esteroides.

El diagnóstico presuntivo de estas enfermedades se fundamenta en la combinación de una historia clínica compatible, hallazgos en pruebas complementarias —principalmente el análisis de líquido cefalorraquídeo (LCR)— y resultados de pruebas de diagnóstico por imagen, en especial la resonancia magnética (RM). Es frecuente que el hemograma no revele alteraciones, ya que muchos de estos procesos no cursan con una respuesta inflamatoria sistémica. Los hallazgos en el LCR son inespecíficos, dado que diversos procesos (accidentes vasculares, traumatismos, neoplasias) pueden cursar con recuentos anómalos. Las imágenes de RM o tomografía computarizada (TC) tampoco son definitivas, ya que las lesiones inflamatorias pueden simular lesiones neoplásicas o vasculares. Por ello, el diagnóstico definitivo de los procesos inflamatorios del SNC de origen desconocido es, en la mayoría de los casos, anatomopatológico. Además, la realización de serologías o titulación frente a agentes infecciosos en el LCR es indispensable para descartar causas patógenas, dado que las imágenes no permiten identificar la etiología.

A continuación, se describen las meningoencefalitis de origen desconocido más frecuentemente diagnosticadas en perros.

MENINGOENCEFALITIS GRANULOMATOSA (MEG)

La Meningoencefalitis Granulomatosa (MEG) es una enfermedad inflamatoria idiopática relativamente común en perros, si bien es rara en gatos. Aunque su causa es desconocida, estudios sugieren una reacción de hipersensibilidad mediada por células T o una relación con patologías subyacentes como infecciones, neoplasias o enfermedades autoinmunes. Afecta a perros de cualquier edad, con mayor incidencia en razas pequeñas, especialmente terriers jóvenes o adultos, y algunos estudios indican una mayor prevalencia en hembras.

Se presenta en tres formas:

  • Focal: La más común, con déficits neurológicos crónicos y progresivos, sugiriendo una masa única (frecuentemente en tronco encefálico o hemisferios cerebrales) y una evolución clínica lenta.
  • Multifocal o difusa: De aparición aguda y progresión rápida de los síntomas neurológicos. Las convulsiones son un síntoma frecuente en esta forma.
  • Ocular: Produce alteraciones visuales agudas que suelen llevar a ceguera con midriasis arreflectiva y neuritis óptica. Puede coexistir con las formas focal o multifocal.

El diagnóstico presuntivo se apoya en el análisis de LCR, que muestra un aumento de células inflamatorias (>5 \text{ células}/\mu\text{l}) y proteínas debido a la disrupción de la barrera hematoencefálica. La pleocitosis es predominantemente mononuclear, aunque puede observarse pleocitosis neutrofílica o incluso un LCR normal.

Las alteraciones en la RM incluyen lesiones únicas o múltiples con márgenes irregulares o infiltrativos, principalmente en la sustancia blanca, que ocasionalmente presentan efecto masa y pueden causar hidrocefalia, edema moderado o signos de herniación cerebral. Las lesiones son hiperintensas en secuencias ponderadas en T2 y FLAIR, e hipointensas en T1 con realce variable (a menudo intenso y en anillo) tras el contraste. La TC puede mostrar lesiones hipoatenuantes únicas o múltiples intra-axiales con bordes difusos y realce parenquimatoso o meníngeo.

Para un diagnóstico completo, es crucial descartar infecciones por virus del moquillo canino, T. gondii y N. caninum, idealmente mediante PCR en LCR. El diagnóstico definitivo se logra por evaluación histopatológica del tejido nervioso, que revela lesiones con predilección por la sustancia blanca (especialmente hemisferios cerebrales y cerebelo) y la formación de manguitos perivasculares de células linfoplasmocitarias. En ocasiones, forman nódulos sólidos de aspecto tumoral. Ciertas características inmunohistoquímicas de la MEG focal pueden asemejarla a linfomas de células B o neoplasias histiocíticas.

El tratamiento principal es la administración prolongada de glucocorticoides. Sin embargo, no todos los animales responden completamente, algunos sufren recaídas o efectos secundarios. Por ello, se recomienda la combinación de glucocorticoides con otros inmunosupresores para reducir la dosis:

  • Ciclosporina: Utilizada sola o en combinación para reducir efectos secundarios de corticoides.
  • Procarbacina: Aumenta la supervivencia media en combinación con glucocorticoides, pero con posibles efectos secundarios (mielosupresión, gastrointestinales).
  • Arabinósido de citosina: Protocolos intermitentes.
  • Lomustina: Dosis cada 6 semanas en combinación con prednisona.
  • Micofenolato mofetilo: Dosis inicial, luego reducciones.

Como alternativa a la farmacoterapia, la radioterapia se ha empleado en casos de MEG focal con afección de hemisferios cerebrales, aumentando significativamente la supervivencia.

El pronóstico es reservado y varía según la forma de presentación, siendo las formas ocular y focal de mayor supervivencia que la multifocal o difusa. Estudios iniciales con criterios histopatológicos estrictos arrojaron supervivencias bajas, pero los nuevos protocolos terapéututicos han extendido la supervivencia de estos pacientes, superando en muchos casos los dos años. La edad, sexo, peso, grado de pleocitosis o cantidad de proteína en el LCR no influyen en el tiempo de supervivencia.

MENINGOENCEFALITIS NECROTIZANTE (MEN)

La Meningoencefalitis Necrotizante (MEN), inicialmente descrita en Pugs (encefalitis del Carlino), ha sido también identificada en otras razas pequeñas como Bichon Maltés, Chihuahua, Yorkshire Terrier, Pequinés, Bulldog Francés, Shih-Tzu y Lhasa-Apso.

Aunque su causa es desconocida, algunos estudios la vinculan con infecciones virales como herpesvirus Tipo I o el moquillo canino, sugiriendo un posible papel en su inicio. Se han detectado autoanticuerpos contra astrocitos en el LCR de Pugs afectados. Los síntomas clínicos reflejan la afección de los hemisferios cerebrales (convulsiones, alteraciones del estado mental, ceguera, marcha en círculos, head pressing), donde se localizan la mayoría de las lesiones.

La edad media de presentación es de 18 meses (rango 6 meses a 7 años), afectando con mayor frecuencia a hembras de razas pequeñas. El análisis de LCR revela predominio de linfocitos, histiocitos y células plasmáticas, con concentración significativa de proteínas. Las lesiones en la RM son zonas de necrosis asimétricas en ambos hemisferios cerebrales, irregulares, en sustancia gris y blanca, hiperintensas en T2 e iso-hipointensas en T1, con grados variables de realce parenquimatoso y meníngeo. Otros hallazgos incluyen asimetría de ventrículos laterales, desviación de la línea media, herniación cerebral y áreas de hiperintensidad en hipocampo y lóbulos piriformes en T2. La TC muestra áreas irregulares de hipoatenuación en el parénquima cerebral compatibles con necrosis, frecuentemente bilaterales pero asimétricas, con posible captación de contraste perilesional.

Histológicamente, la MEN se caracteriza por lesiones cavitadas en el parénquima cerebral y pérdida de la delimitación entre sustancia blanca y gris. El examen demuestra una meningoencefalitis no supurativa con necrosis extensa en leptomeninges, sustancia blanca y gris, siendo los cambios inflamatorios más extensos en la sustancia blanca. A diferencia de la leucoencefalitis necrotizante, las lesiones no afectan el cerebelo, tronco encefálico o médula espinal.

El tratamiento se basa en corticoides y otros inmunosupresores, frecuentemente asociados a anticonvulsivos debido a la alta incidencia de convulsiones. Sorprendentemente, un estudio asoció la administración de anticonvulsivos con una mayor supervivencia. Generalmente, los síntomas progresan rápidamente, y el pronóstico es fatal, con la mayoría de los perros falleciendo o siendo eutanasiados entre 1 y 6 meses tras el inicio de los síntomas.

LEUCOENCEFALITIS NECROTIZANTE (LEN)

La Leucoencefalitis Necrotizante (LEN) es una forma similar a la MEN, pero con lesiones localizadas en la sustancia blanca hemisférica, tronco encefálico y cerebelo. Se ha descrito principalmente en Yorkshire Terrier y Chihuahua. En esta enfermedad, la sustancia gris y las meninges rara vez están afectadas, pero el grado de necrosis de la sustancia blanca y del tronco encefálico es más severo que en los casos de MEN y MEG.

Las alteraciones en el LCR son inespecíficas y similares a las observadas en MEG y MEN. En la RM, se describen lesiones iso o hipointensas en T1 e hiperintensas en T2 y FLAIR, asociadas a edema intenso. La captación de contraste es variable y generalmente difusa, afectando al parénquima y las meninges. La hidrocefalia de diversa severidad también es un hallazgo ocasional.

Los cambios histopatológicos incluyen rarefacción, cavitación y malacia de la sustancia blanca subcortical, de distribución uni o bilateral asimétrica, con dilatación ventricular asociada y atrofia parenquimatosa. Microscópicamente, las lesiones necrotizantes están rodeadas de astrocitosis gemistocítica, células de Gitter, pequeños manguitos perivasculares e infiltración histiocítica.

MENINGITIS-ARTERITIS QUE RESPONDE A CORTICOSTEROIDES (SRMA)

La Meningitis-Arteritis que Responde a Corticosteroides (SRMA), también conocida como vasculitis necrotizante, síndrome doloroso del Beagle o meningitis supurativa estéril, es una enfermedad inmunomediada que afecta a perros de razas grandes (Bóxer, Boyero de Berna y Beagle) y menores de 2 años.

Existen dos formas:

  • Forma aguda (más frecuente): Caracterizada por dolor cervical, fiebre e hiperestesia generalizada.
  • Forma crónica (menos frecuente): Puede presentar déficits neurológicos como ataxia y tetra o paraparesia, con signos clínicos que pueden cursar en picos de mejoría y empeoramiento.

Se postula una respuesta autoinmune de causa desconocida, dirigida contra las meninges y las arterias del SNC, que genera una intensa reacción inflamatoria. Si los cambios vasculares son severos y se acompañan de hemorragias encefálicas, pueden aparecer déficits neurológicos. Se ha observado un aumento en la producción de inmunoglobulinas. La SRMA frecuentemente coexiste con una poliartritis inmunomediada (46% de los casos en un estudio).

Los análisis de sangre suelen mostrar leucocitosis neutrofílica. El análisis de LCR es muy característico, revelando xantocromía por degradación de eritrocitos. El estudio microscópico del LCR muestra una pleocitosis polimorfonuclear neutrofílica en la forma aguda y mononuclear en la crónica, con neutrófilos no degenerados (a diferencia de las meningitis bacterianas). Hay un incremento en la concentración proteica y el número de eritrocitos debido a la fuga por daño en los vasos meníngeos. Una marcada elevación de IgA en LCR es sensible pero poco específica.

Los hallazgos en RM son útiles, mostrando cambios inflamatorios meníngeos o hemorragias por lesiones vasculares, frecuentemente alrededor de la médula espinal, hemisferios cerebrales o plexos coroideos.

Histológicamente, se caracteriza por la infiltración de células inflamatorias polimorfonucleares en las meninges y, sobre todo, una severa arteritis necrotizante de las arterias meníngeas de la médula espinal y el tronco encefálico. Estos vasos pueden ocluirse por trombos fibrosos. La afección de arterias intraparenquimatosas es moderada.

Los perros afectados muestran una mejoría rápida y evidente tras iniciar el tratamiento con glucocorticoides, que debe reducirse muy lentamente durante varios meses. Aunque pueden ocurrir recaídas durante la retirada, el pronóstico es excelente.

Existen diversos protocolos de tratamiento, siendo común la prednisona en dosis decrecientes. Si no es efectiva o hay recaídas, se recomienda la combinación con otros inmunosupresores como la azatioprina. La duración mínima es de 6 meses, con revisiones cada 4-6 semanas. En casos agudos con signos leves y recuentos de LCR menores a 200 \text{ células}/\mu\text{l}, se puede considerar iniciar con AINEs y monitorear el deterioro neurológico.

MENINGITIS EOSINOFÍLICA

Las meningoencefalitis con eosinofilia en el LCR son predominantemente de origen infeccioso (bacterias, hongos o parásitos como N. caninum, T. gondii y larvas de A. vasorum). No obstante, existe una forma idiopática de meningitis eosinofílica descrita en perros jóvenes de diversas razas (Pastor Belga, Rottweiler, Golden Retriever, Yorkshire Terrier). En estos casos, los recuentos celulares varían entre 11 y 8200 \text{ células}/\text{mm}^3, con una media del 73% de eosinófilos.

La característica histopatológica más significativa son los infiltrados perivasculares de células inflamatorias con alta proporción de eosinófilos en todo el parénquima nervioso. Las alteraciones en la RM consisten en lesiones hipointensas en T1 e hiperintensas en T2 y FLAIR, que afectan principalmente a la sustancia gris cerebral y producen ensanchamiento de los surcos cerebrales.

El tratamiento, una vez descartada la etiología infecciosa, se basa en la administración de inmunosupresores, generalmente prednisona. El pronóstico es reservado.

SÍNDROME DEL PERRO QUE TIEMBLA (WHITE SHAKER DOG SYNDROME)

El Síndrome del Perro que Tiembla es una enfermedad de causa no bien establecida, que afecta principalmente a razas de perros pequeños con capa blanca, como el West Highland White Terrier y el Maltés. Sin embargo, puede presentarse en perros de otras características.

Los signos aparecen antes de los dos años de edad, caracterizados por un temblor difuso que empeora con el nerviosismo. Otros déficits neurológicos pueden incluir disminución en la respuesta de amenaza, nistagmo y convulsiones.

El diagnóstico se realiza mediante el análisis de LCR, que frecuentemente muestra un leve aumento de linfocitos, aunque no siempre de forma marcada o constante. Los estudios de imagen son normales o presentan cambios inespecíficos como dilatación ventricular moderada. La causa de la inflamación es desconocida y las serologías para agentes infecciosos son negativas.

El tratamiento consiste en fármacos inmunosupresores que se mantienen hasta la resolución del cuadro y se disminuyen gradualmente.

CONCLUSIÓN

 la meningoencefalitis en perros representa un conjunto complejo de patologías neurológicas que involucran inflamación del encéfalo y sus membranas, con causas que abarcan desde infecciones hasta procesos inmunitarios idiopáticos.

Posted in: PERROS

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