INTRODUCCIÓN

Cuando pensamos en un buen pienso, seguro que se nos vienen muchísimas marcas conocidísimas a la cabeza, algunas de ellas se publicitan en televisión y otras son menos conocidas y, solo sabemos de ellas, por el “boca a boca” a través de amigos y conocidos, o porque el profesional nos lo recomienda. Quizás, también pensemos en ese pienso de gran formato a precios bajos que venden en el supermercado o en la nave agrícola de nuestra ciudad, que nos sale muy barato, “sienta bien” y nuestro perro devora, ¿verdad?

¿Y si te decimos que los mejores piensos no se publicitan a mansalva en los canales de televisión? ¿Y si te decimos que muchas de las marcas tan “conocidas” por todos nosotros, rozan lo “mediocre” o no pasan de “aceptable”?

¡Te sorprenderías (para mal) si, con un poco de información a mano, te dedicas a revisar la composición de los piensos o marcas más famosas!

EL PRECIO Y LA CALIDAD

El pienso para mascotas, se ha convertido en los últimos años en un negocio muy lucrativo donde lo más importante es conseguir una gran cantidad de beneficios económicos en base a una inversión pequeña (ingredientes de baja calidad, fabricar en países “baratos”...); esto se traduce en: pago por subproductos y restos que no me comería ni muerto de hambre, invierto lo máximo posible en publicidad y mi producto se venderá “solo”.

Más de uno dirá “Pero, si yo compro un saco de 15kg por 20€, es un chollo”; sí, lo es, pero ¿alguna vez has encontrado productos frescos en el mercado, bonitos, sabrosos y sanos a precios de cadena de comida rápida? 

 No. Es imposible vender un buen producto, sano y rico a precios tan bajos. Solo hay que detenerse para leer el etiquetado de la bolsa para fijarnos en lo que nosotros, como propietarios, estamos pagando: subproductos de origen animal (patas, picos, plumas, polvo de huesos...), deshechos de verduras, cereales y subproductos de cereales, aditivos (¡muchos!), aromatizantes...

Y, estas composiciones dañinas, no solo se limitan a piensos “low cost”, sino también a grandes marcas que facturan millones a lo largo del año.

Para poder determinar si un pienso de perro o gato es de calidad, debemos saber qué ingredientes usa la empresa en cuestión y en qué porcentaje; si esto nos aparece en la etiqueta... Malo.

Cuando una empresa utiliza ingredientes de calidad y está orgullosa de sus productos, los muestran en las etiquetas, hablan de ellos (y te hablan de ellos)... Y, si son pequeñas marcas aun desconocidas, saben que es solo cuestión de tiempo que terminen haciendo sombra a las grandes.

LA IMPORTANCIA DE LA ETIQUETA

Por exigencias legales, las etiquetas deben contener los ingredientes que posee el producto al que va adherida en orden de mayor a menor cantidad; si nos encontramos con etiquetas que comienzan con “subproductos”, “harina de”, “arroz”, “maíz...”; sabremos que los ingredientes de mayor presencia son los subproductos de lo que sea (restos que no quiere nadie y, por regla general, terminan en la basura) y, hay veces, en las que las empresas juegan sucio y “esconden” la composición, ¿cómo lo hacen? Utilizando composiciones como la siguiente: “20% cerdo”, “15 de maíz”, “15% harina de maíz”...

 Viendo una etiqueta así, podemos caer en la trampa de que el ingrediente mayoritario es el cerdo (porque es un 20%) y estamos ante un buen producto, ¿verdad? Pues no, porque si sumamos los dos siguientes productos nos encontramos con que el ingrediente mayoritario es, en realidad, el maíz (un 30%).

EL TIPO DE PROTEÍNA

El tipo de proteína de origen animal que es utilizada en ese pienso en concreto, también es muy importante. Tal y como hemos hablado antes, no es lo mismo utilizar subproductos (picos, patas, plumas, intestinos, polvo de huesos...) que carne magra o casquería de calidad (como el corazón, un órgano muy sano); también podemos encontrar cosas como “harina de pollo”, esto es la peor calidad que hay, muy inferior a la carne fresca o la deshidratada.

CONCLUSIÓN

Leer las etiquetas de los alimentos de nuestras mascotas es importante, así como apostar por la calidad más que por la fama o el nombre de la marca. Muchas veces podemos optar por marcas pequeñas, nuevas o desconocidas con precios iguales o inferiores a las grandes marcas del mercado, siendo su calidad mucho mejor.