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WASAO: EL AKITA INU
La historia de Wasao, el Akita abandonado que terminó convertido en símbolo turístico de Ajigasawa, es una de esas narraciones profundamente japonesas donde la ternura, la imperfección y la comunidad se entrelazan.
PERROS
11/20/20252 min leer


INTRODUCCIÓN
La historia de Wasao, el Akita abandonado que terminó convertido en símbolo turístico de Ajigasawa, es una de esas narraciones profundamente japonesas donde la ternura, la imperfección y la comunidad se entrelazan. Lo que comenzó con un perro enorme y desaliñado rondando una tienda de calamares acabó transformándose en un fenómeno cultural que inspiró libros, documentales, una película y, finalmente, una estatua. Su vida demuestra que la belleza —y el amor— pueden aparecer en los lugares menos esperados.
UN AKITA ABANDONADO Y UN ENCUENTRO INESPERADO
Wasao llegó a Ajigasawa después de ser abandonado. Su aspecto llamaba la atención: corpulento, con un pelaje blanco inmenso y rebelde, lo que le valió el apodo de busa kawaii (“feo pero lindo”). Un día apareció frente a la tienda de calamares a la parrilla de Setsuko Kikuya. Ella no era especialmente amante de los perros, pero aquel animal silencioso y desastrado terminó abriéndose un lugar en su vida.
DE PERRO CALLEJERO A CELEBRIDAD LOCAL
La presencia de Wasao se volvió un atractivo inesperado. Los turistas empezaron a llegar solo para verlo, fotografiarlo y compartir su particular encanto. La fama creció tanto que el ayuntamiento de Ajigasawa lo nombró embajador turístico del pueblo. Su figura, lejos de responder a los estándares caninos convencionales, conectaba con una sensibilidad muy japonesa: la belleza que nace de lo imperfecto y lo efímero.
LIBROS, DOCUMENTAL Y PELÍCULA: EL MITO DE WASAO
Su historia no tardó en trasladarse a los medios. Se escribieron libros, se filmó un documental y, en 2011, se estrenó la película 「わさお」(Wasao), donde el propio perro interpretó su historia. En la gran pantalla, su relación con Setsuko se convirtió en una oda a las segundas oportunidades, a la lealtad y al vínculo inesperado entre dos seres que, sin planearlo, encontraron un hogar el uno en el otro.
UNA COMUNIDAD QUE CUIDA, UNA MEMORIA QUE PERMANECE
Cuando Setsuko falleció en 2017, muchos temieron por el futuro de Wasao. Pero el pueblo respondió como responde una familia: se organizó para cuidarlo hasta su muerte en 2020. Y aun así, su historia no terminó. En 2021, Ajigasawa inauguró una estatua en su honor, con su famoso pelaje esponjoso cuidadosamente esculpido y una placa que dice: “ありがとう わさお” (Gracias, Wasao). Hoy, locales y visitantes se acercan a la estatua como quien visita a un viejo amigo.
CONCLUSIÓN
El viaje de Wasao —del abandono a la celebridad, y de ahí a la memoria colectiva— recuerda a otras historias icónicas japonesas como la de Tama, la gata jefa de estación. Son relatos que muestran cómo la relación entre humanos y animales puede convertirse en un reflejo de la identidad cultural: empatía, resiliencia, cuidado y comunidad. Wasao no solo fue un perro “feo pero lindo”; fue un símbolo de afecto compartido y un recordatorio de que las segundas oportunidades pueden transformar vidas enteras.
