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EL AUTISMO EN PERROS
El término autismo se utiliza con frecuencia en redes sociales para describir comportamientos inusuales en perros: conductas repetitivas, falta de interacción social, sensibilidad extrema a estímulos o dificultades para aprender. Sin embargo, en veterinaria el “autismo canino” no está reconocido oficialmente como diagnóstico clínico.
PERROS
11/28/20253 min leer


INTRODUCCIÓN
El término autismo se utiliza con frecuencia en redes sociales para describir comportamientos inusuales en perros: conductas repetitivas, falta de interacción social, sensibilidad extrema a estímulos o dificultades para aprender. Sin embargo, en veterinaria el “autismo canino” no está reconocido oficialmente como diagnóstico clínico.
Lo que sí existen son trastornos del desarrollo, déficits sensoriales, fobias, estereotipias y alteraciones neuroconductuales que pueden recordar superficialmente a algunos rasgos del espectro autista humano. Este artículo explica qué dice la evidencia, qué comportamientos pueden confundirse con “autismo” y cómo ayudar a un perro con signos compatibles.
¿EXISTE EL AUTISMO EN PERROS?
Muchas alteraciones conductuales o médicas pueden parecerse a lo que la gente llama “autismo” en perros. Entre las más habituales están:
TRASTORNOS DEL NEURODESARROLLO
Problemas derivados de mala socialización temprana
Daño neurológico prenatal o perinatal
Defectos congénitos (microcefalia, malformaciones)
TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Ansiedad generalizada
Miedos intensos
Fobias sensoriales
Reacciones desproporcionadas al entorno
TRASTORNOS COMPULSIVOS CANINOS (TCC)
Son el equivalente veterinario de los trastornos obsesivo-compulsivos. Incluyen:
Persecución de la cola
Lamidos repetitivos
Paseos circulares
Fijación en objetos o luces
DÉFICITS SENSORIALES
Perros sordos, ciegos o con problemas en la percepción sensorial pueden parecer “desconectados”.
PREDISPOSICIÓN GENÉTICA
Algunas razas tienen más probabilidad de desarrollar conductas estereotipadas o patrones rígidos:
Bull Terriers
Pastores Alemanes
Border Collies
Actualmente, la investigación científica no reconoce un Trastorno del Espectro Autista (TEA) en perros.
Las razones principales son:
El autismo es un diagnóstico humano, basado en criterios sociales y comunicativos específicos de nuestra especie.
Los perros tienen otros sistemas de comunicación, desarrollo y socialización.
No existen pruebas diagnósticas validadas para identificar TEA en animales.
Aun así, algunos estudios sugieren que ciertos trastornos del neurodesarrollo, especialmente relacionados con la genética y la función del sistema nervioso, podrían generar comportamientos superficiales similares, como:
Déficit en habilidades sociales
Intereses restringidos
Estereotipias o rutinas rígidas
Hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos
Pero esto no equivale a autismo humano.
CONDICIONES QUE PUEDEN CONFUNDIRSE CON “AUTISMO”
SIGNOS CLÍNICOS
Aunque no indican autismo, sí justifican consulta veterinaria:
Poca respuesta al contacto social o a señales humanas
Inflexibilidad ante cambios en rutinas
Obsesión por ciertos objetos o movimientos
Reacciones exageradas a estímulos leves (sonidos, luces, texturas)
Parecer “en su mundo” de manera recurrente
Dificultad para interactuar con otros perros
Estereotipias (lamer, girar, perseguir sombras)
Es crucial recordar que ninguno de estos signos por sí solo indica un diagnóstico concreto.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
El proceso debe ser siempre profesional e incluye:
Examen veterinario completo
Para descartar dolor, infecciones, epilepsia, problemas endocrinos, intoxicaciones, déficit sensorial o patologías neurológicas.Evaluación con etólogo clínico
El etólogo identifica si se trata de ansiedad, fobias, trastorno compulsivo o problema de socialización.Historia del desarrollo
Incluye:Periodo neonatal
Socialización temprana
Experiencias traumáticas
Herencia genética
Análisis del entorno y del manejo
Rutinas, estímulos, enriquecimiento, nivel de estrés y necesidades cubiertas.
No existe una “prueba de autismo” para perros, pero sí herramientas para identificar y tratar sus problemas reales. El abordaje depende del diagnóstico, pero suele incluir:
MODIFICACIÓN DE CONDUCTA
Entrenamiento basado en refuerzo positivo
Protocolos de desensibilización y contracondicionamiento
Mejora de habilidades sociales
ENRIQUECIMIENTO COGNITIVO Y AMBIENTAL
Juegos olfativos
Rutinas predecibles pero no rígidas
Más estímulos controlados y menos frustraciones
CONTROL DEL ESTRÉS
Ejercicio adecuado
Espacios seguros
Reducción de estímulos aversivos
MEDICACIÓN (CUANDO ES NECESARIA)
Prescrita por veterinario especialista en conducta:
Ansiolíticos
Antidepresivos
Reguladores de impulsividad
Medicación para trastornos compulsivos
APOYO A LA FAMILIA
Formación en lenguaje canino, expectativas realistas y estrategias de convivencia.
CONCLUSIÓN
El “autismo canino” como tal no existe según la comunidad científica, pero sí existen trastornos del desarrollo y problemas neuroconductuales que pueden parecerse superficialmente. Lo importante no es el nombre, sino identificar qué necesita el perro para vivir con bienestar, reducir su estrés y mejorar su capacidad para relacionarse con su entorno.
La intervención temprana con un veterinario y un etólogo clínico es la clave para mejorar la calidad de vida del animal y de su familia.
